Tres días de boda

La boda de Lycia y Jerome fue una de esas bodas poco habituales. Para empezar ninguno de los dos era de o vivía en Ibiza. Pero la familia de ella veraneaba en Ibiza desde hacía años, y los que nos dedicamos a las bodas sabemos que Ibiza tiene algo que engancha y que es un destino inigualable para casarse. Partiendo de aquí, podréis imaginar que los invitados eran de muchos lugares del globo, pero pocos españoles.

Lo más particular de esta boda, fue que duró tres días. Fueron tres días de trabajo intenso, empezando por una fiesta de recepción el día previo a la boda, con paella para todos y fiesta frente a la piscina de la casa. Me llamó mucho la atención la decoración a base de velas que había por toda la casa, marca de Corsar Eventos, dando un toque mágico al ambiente.
El día de la boda no dejó a nadie indiferente. Una ceremonia celebrada en el restaurante Sa Punta, sobre un entablado con vistas a la bahía de Talamanca, con la ciudad de Vila al fondo como testigo del enlace. Allí mismo, en la terraza de la azotea, comenzaron los aperitivos y tras estos, un buffete libre donde los invitados podían sentarse a su elección y comer lo que más les apetecía. La fiesta continuó hasta bien entrada la noche.
Al día siguiente, un catamarán esperaba a los invitados en el puerto de Marina Botafoch para partir rumbo a Formentera, con parada en el restaurante Beso Beach, donde tres largas mesas esperaban a los comensales. Fue una comida muy distentida, comiendo descalzos con la arena bajo los pies. Tras comer, un rato de reposo en la playa, unos baños en las cristalinas aguas de Illetas y de vuelta al catamarán con música, bebidas y una gran fiesta como cierre a esta boda que seguro que pocos invitados podrán olvidar.